lunes, 22 de enero de 2018

Competencia de quién tiene la mejor edición del Palacio de la luna de Paul Auster, entendida como la escena en que se muestran las tarjetas personales en Psicopata americano.

-Le presté mi libro a alguien y no lo tuve más. En realidad 3 veces lo presté, porque siempre lo volví a comprar. Y la última se lo recomendé a alguien (no se lo presté), y así de la nada, tiempo después, ella dejó en mi puerta una edición de tapa dura, primera edición en castellano. O sea, ahora tengo 2.
-Yo tengo mi edición firmada por Paul Auster. Me la firmó una vez que lo vi en un restaurant y yo justo tenía el libro conmigo, porque lo estaba releyendo por tercera vez.
-Yo tengo la máquina de escribir con la que escribió el Palacio de la luna. Una portatil. Me la regaló así de la nada cuando me lo crucé en un subte en Brooklyn y como le regalé una botella de Bulleit Rye que me había comprado recién, él me dio su máquina.

lunes, 15 de enero de 2018

Cada vez que voy al teatro semi under popular.

Me agarra una sensación extraña. Empiezo por sentir que el tiempo se detuvo. No avanza el reloj. Afuera no sé si será de noche o de día.

En esa sala de teatro seguimos vivos, los espectadores y los actores, pero afuera, se extinguió la raza humana. Estamos encerrados, mientras me imagino que afuera de la sala (que es hermética) todo se inunda. Tiempo después me imagino que estamos bajo el agua, la sala quedó totalmente sumergida, el agua llega hasta la punta del obelisco. Y hay una bomba instalada. Si la obra frena, explota todo y se inunda la sala. Entonces hay dos opciones: una muerte rápida o una muerte lenta. La rápida es que si los actores dejan de actuar, vuela por los aires y además nos ahogamos. La lenta, es que se acabe el aire de la sala y entonces todos morimos asfixiados y de aburrimiento.

Me hace pensar en esta película Máxima velocidad, que si el colectivo baja de velocidad explota. Últimamente cada vez que voy al teatro mientras la obra se me hace infinita me siento así. Me olvido hace cuánto tiempo empezó, y me siento preso, sintiendo que jamás va a terminar, y que sigue y sigue hasta que se acabe el aire, y los actores actúan como le pone onda a la vida un empleado del Santander Rio (lejos el peor banco de todos los tiempos).

Cuando siento que ya pasó una semana de estar sentado ahí en la butaca, oh Dios Gracias, se terminó este martirio de obra. Ahora, por qué salen a saludar 3 veces? No fue tan buena che. Posta, creo que nadie entendió nada. Piensenló. Qué es lo que tenían para contar que sale tan cara la entrada y que cuando lo cuentan ni siquiera se lo creen?

Un actor no puede levantar un mal guión y puede matar a uno bueno.

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Nada mejor que salir de ahí y comer bien y tomar bien.